THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES ?

lunes, 28 de diciembre de 2009

Noche


Un molesto e incesante zumbido bombardea mi cabeza. Durante toda la noche, pero no me levanto para averiguar de que se trata. Me encuentro en una duermevela que me hace agonizar de impotencia. Ríos de sudor recorren mi frente. Me muevo de un lado al otro de la cama. Aprieto los parpados e intento no pensar en nada.

No funciona. La almohada está empapada y yo estoy ardiendo. Poco a poco abro los ojos y me incorporo. Me pongo las zapatillas y no sin cierto recelo me dirijo al lugar de donde procede ese molesto sonido. Todo está muy oscuro y no puedo evitar sentir una punzada del irracional e infantil miedo que pensé haber perdido hacía años.

Me dirijo a la cocina y poco a poco muevo la puerta a penas lo suficiente como para que una pequeña franja de luz casi inexistente ilumine parte de mi rostro. La cocina no está tras esa puerta, en su lugar ahí cuarto de muñecas lleno de juguetes. Pero ahí algo raro, todo está ordenado. El delicioso caos provocado por los más pequeños parece inexistente en ese lugar.

Una luz muy tenue llega del fondo de la habitación. Allí, a penas iluminada por una débil bombilla, ahí una niña pequeña, a penas tendrá cuatro años. La pequeña se mira en un espejo y mientras tanto se pinta la cara. Sus labios pasan de un color rosado y natural, a un rojo intenso y artificial. Entonces sus ojos se clavan en los míos con una tristeza y una desesperación desbordantes e incomprensibles. La tristeza encoge mi corazón y por un momento deseo ser mayor.

Asustado, cierro la puerta de un portazo y apenas doy unos pasos ligeros, cuando tropiezo con un hombre. Lleva un traje oscuro de aspecto muy caro, una camisa muy elegante y unos zapatos que brillan como si recién comprados. Su peinado está muy cuidado y a primera vista parece un hombre poderoso. Pero al mirarlo fijamente me doy cuenta de las grandes ojeras bajo sus ojos. Las manos curtidas y un rostro que muestra la dureza del que ha trabajado toda su vida, viendo sus sueños aniquilados por la agobiante y dolorosa realidad. Solo es un trabajador de a pie más.

Sorprendido por todo lo que me está pasando intento dirigirme a la puerta de mi casa para huir, pero antes de poder bajar las escaleras veo la puerta del cuarto de baño abierta. No puedo evitar la tentación de parar y mirar dentro.

Una mujer de mediana edad, aunque muy bien cuidada, está tirada en el suelo entre los restos de un destrozado espejo y muchos botes de maquillajes y todo tipo de cosméticos para la piel. Con las manos llenas de sangre levanta un trozo de espejo y se mira. Al verse reflejada no puede evitar echar de nuevo a llorar y el poco maquillaje que le queda se le corre dejando una imagen escalofriante y aterradora. Paralizado durante unos segundos no puedo pensar en nada que no sean esos ojos que parecen muertos.

Una vez recuperado salgo corriendo escaleras abajo y tropiezo con la puerta. Al abrir la puerta veo a un hombre obeso, está comiendo de una manera descontrolada. Desesperado cierro la puerta y con una pequeña esperanza aun abrazada a mi corazón, vuelvo a abrirla. Ahora está el mismo hombre corriendo en un gimnasio intentando no parecer agotado. De nuevo cierro.

Intento controlar mi respiración y tranquilizarme. Pero mi corazón no deja de latir aceleradamente. Aterrorizado por lo que pueda encontrar, abro la puerta de nuevo y entro sin mirar. Está todo oscuro. Mis ojos se adaptan a la ausencia de luz y consigo averiguar que estoy de nuevo en mi cuarto en mi cama. Y ahora todo es normal. Me limpio el sudor de la frente con la manga de mi pijama y me tumbo.

Lentamente el cansancio se va apoderando y mis ojos cada vez se cierran más. La oscuridad se apodera de todo y dejo mi cuidado en manos de la noche. Todo lo que ha ocurrido a sido un maldito sueño. Yo lo único que necesito ahora es dormir, pues mañana e de madrugar para trabajar. Cosa, que ahora que me doy cuenta, hace unos años no era un problema, pero….

Pero el tiempo no perdona y cuando queremos algo no lo tenemos y cuando lo tenemos ya no lo queremos. No nos conformamos con lo que somos, queremos lo que no podemos tener y no nos conformamos hasta estar bajo tierra y sin un apice de calor en nuestros cuerpos. Somos estúpidos por naturaleza y depresivos por elección.

Por eso yo, es un acto de locura e decidido no preocuparme por nada más y dejar que las sombras de la noche se encarguen de mí….