THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES ?

domingo, 28 de junio de 2009

Despojos de vidrio


Camino.

Mis pasos son imprecisos, las paredes me sostienen. Deambulo sólo, como siempre. Tambaleándome, finalmente llego hasta un estrecho y desolado pasillo. Al fondo veo una sombra y con curiosidad me acerco. Poco a poco, despacio, estoy cada vez más cerca.

Ahora que estoy cerca, ya no es una sombra. Se ha convertido en una silueta borrosa. La silueta de un hombre. Y ya no me parece tan interesante. Pero cuando me dispongo a darme la vuelta e irme, algo llama mi atención. Su rostro. Parece muy desgraciado y además parece aceptarlo con resignación. No se el porqué, pero me siento atraído y me acerco. Él parece moverse también. Al poco tiempo estoy enfrente suya y es aterrador.

Es un joven, pero a la vez parece tan viejo. Sus ropas no merecen la pena ser nombradas, tan solo son destrozados harapos. Sus manos están cerradas. Una se cierne sobre una botella medio vacía de whisky. La otra se cierra sobre si misma. Apretada y temblorosa.

Lo que más me impacta de su aspecto es su rostro. Es una cara que desprende tristeza. Su pelo largo y castaño le tapa los ojos. Entre unos mechones de pelo veo sus ojos castaños, llenos de odio y repulsión. Su nariz esta enrojecida. Los labios están agrietados y se los muerde nervioso. Es un monstruo. O al menos eso pensamos. Él y yo.

Nos quedamos uno frente al otro. Nos odiamos. Pero ninguno dice nada. Su rostro sigue sin mostrar otro sentimiento que el odio y la tristeza. Oscuras lágrimas nacen de sus ojos para recorrer el camino que marcan sus mejillas y detenerse en su barbilla antes de caer al vacío. No me da pena, solo asco. Es un monstruo. Pero, tal vez, yo también.

Me duele la cabeza. Le miro. Recuerdo la letra de aquella canción..."solo somos sombras, recuerdos de lo que fuimos...". Tal vez sea verdad. Unos mueren viejos otros jóvenes, y otros como mi compañero y yo simplemente pierden el alma y con ella el sentido de la existencia. Y la pierden porque no la merecen.

Miro a esa sombra enfrente mía. Sus penetrantes ojos me hieren. El dolor es intenso y me marea, a penas puedo sostenerme en pie, ni con ayuda de la pared. No quiero seguir junto a él y lo sabe. Una presión agobiante se va apoderando de mi cabeza. Lo miro. No sonríe, pero se alegra de mi dolor. Caigo al suelo. De nuevo lo miro y entonces grito de una manera ensordecedora y brutal. Un grito desgarrador.

El odio se apodera de mí y me ciega. Levanto la mano y lanzo la botella que esta sostenía. El espejo se rompe y cae destrozado en miles de pedazos. Lentamente recupero el aliento, mi corazón deja de latir a un ritmo desorbitado y me recupero. Me levanto mareado. Doy un par de pasos hacia donde estaba él. Ahora solo hay un espejo roto. Y en el suelo miles de pedazos de espejo. Inservibles. Como yo. Tan solo despojos de lo que otro día fue útil. De lo que en otra época...

Bah, que más da, tan solo soy otra sombra...


miércoles, 24 de junio de 2009

Recuerdos del pasado




Me encuentro solo. Tumbado entre miles de recuerdos. Recuerdos de cuando tenía una vida. Ahora solo quedan escombros del pasado.
Miles de fotografías tapan mi desnudez. Mis vergüenzas no están en mi cuerpo, sino en mis actos. Actos que han conseguido cambiar mi vida. De tenerlo todo a no tener nada.

NADA.

La vista comienza a volvérseme borrosa.
No soy nadie. Tal vez en mi anterior vida sí. Pero ahora solo soy un montón de recuerdos. Mientras la piel se me pudre lentamente y los ojos desaparecen para ser sustituidos por cuencas. Mientras los gusanos me despiezan.
Mientras tanto, yo, me dedico a observar con añoranzas recuerdos. Recuerdos que demuestran mi paso por la tierra.
Pero ahora… ahora solo soy un susurro. El recuerdo de algo que pudo ser y fue o tal vez no. Solo soy nada. Y como tal desaparezco.
No me lloréis, pues llorareis por NADA.

lunes, 22 de junio de 2009

Al fondo de la copa





Caigo, caigo, caigo, caigo,... ¡CAIGO!

El tiempo pasa veloz y a la vez tan lento. El tiempo pasa y yo aquí cayendo, pero, ¿dónde está el fin de mi descenso?

A mi alrededor pasan veloces luces de todos los colores y formas, luces que giran a mi alrededor y se enrollan formando un túnel, que no sé adonde me lleva, pues no parece tener fin.

Entonces, miro hacia abajo y veo… ¿una luz verde? Cada vez me acerco más. Puedo sentir el calor que desprende la luz. Puedo sentir el olor que esta suelta, a algo parecido al olor de tierra húmeda. Caigo en una profunda piscina de líquido verde y al caer derramo mil gotas fuera de esta piscina. En una de esas gotas va incrustado mi cuerpo. Salgo disparado y caigo sobre un millar de bolas gigantescas. Estas comienzan a temblar y a botar. Me golpean una tras otra. El dolor es fuerte, pero curiosamente solo lo noto en la cabeza. Son como punzadas. Me levanto y echo a correr. Noto el suelo temblar a causa de las persecución de la bolas.

Tras minutos corriendo como un loco, paro en seco ante un gigantesco y transparente muro. Es tan puro y tiene un aspecto tan fresco... Desearía tocarlo, pero el temor engarrota mi cuerpo, impidiéndome moverlo. Hago acopio de todas mis fuerzas y levanto el brazo hacia aquello. Extiendo mi mano y con la punta de los dedos rozo aquella pared gelatinosa. Todo el muro comienza a temblar de un lado para otro, y con el movimiento, sin saber cómo me veo metido dentro del muro. No me ha dado tiempo a coger aire, así que apenas tendré unos segundos de conciencia.

Comienzo a notar una fuerte presión en mi pecho. Necesito respirar, pero todo a mi alrededor es tan espeso que no puedo moverme. Estoy empezando a notar frío en las puntas de mis dedos y más dolor en la cabeza. Todo comienza a dar vueltas de nuevo.

"OH DIOS MIO" exclamo en mi cabeza mientras imágenes de mi vida la recorren. Imágenes en las que el alcohol es el eje en el cual mi vida da vueltas. Imágenes en las cuales la vida me ha golpeado una y otra vez, en el trabajo, en el amor, la fortuna,...Pero ahora todo está acabando,...El dolor aumenta, parece que la cabeza me va a estallar. Todo me da vueltas y vueltas...hay luces de colores y ahora caigo y caigo...

He caído, doy un sobresalto y levanto mi cabeza de la barra en la cual estaba apoyado. Miro a mi alrededor. Estoy en una sucia taberna. A mi alrededor no hay más que almas perdidas, personas que no saben el porqué de sus vidas. Y yo aquí, sentado en un viejo taburete. No soy más que uno más de ellos. Así que para qué intentar arreglarlo. Miro hacia mi derecha y allí está la puerta de salida. Alguien la ha dejado abierta y por ella entra una luz que es molesta para mi vista. Con la mano me protejo los ojos. De nuevo mi vista se dirige a mi copa. La agarro y vierto su contenido en mi destrozada garganta. El alcohol baja rápido y cálido.

Y yo...CAIGO,
CAIGO,
CAIGO,...