Tambaleándome conseguí llegar a mi piso. Abrí la puerta y casi ayudado por la pared logré llegar al salón. Me tiré sobre el sofá y no pude evitar un impulso, coger la libreta y el bolígrafo. Comencé a escribirlo todo y me parecía un sueño irreal y estúpido.
El alcohol embotaba mis sentidos, era un modo de escape, pero no parecía tener el efecto que yo esperaba. Apenas pasaban unos segundo y miraba mi reloj. Cada poco tiempo observaba el móvil y esperaba impaciente una llamada tuya, un mensaje, al menos una señal,... Pero nunca aparecía.
Cada vez estaba más tenso y la música me parecía más triste. No podía soportar más aquella tortura. Mi mente pensaba en ti y tu también pensabas en ti. No podía evitar desear que fueses feliz y a la vez que me necesitases. ¿Tan malo soy?
Todo da vueltas a mi alrededor y no entiendo nada... Te necesito, pero mientras más me doy cuenta de esto, más te alejas tú de mi. El único consuelo y mi única medicina, recae en la bebida. Lo se, sólo soy un cobarde, sólo soy otro de esos débiles hombres... Y la verdad, lo acepto.
Me doy cuenta de que cada vez valgo para menos y lloro. Pero eso ahora da igual. No importa.
Con las manos húmedas de ocultar mis ojos, me despido.
Te necesito... Adiós.
viernes, 28 de mayo de 2010
Solo un trago más
Publicado por Fran. en 2:09 0 comentarios
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